DOMINGO 28 DE ABRIL: DOMINGO DE RAMOS


En la "Traición de Judas" del Giotto, las turbas que van detener a Jesús, palos en alto, dejando en nada la oposiciónd ePedro que pugna por evitarlo, concentra toda la tensión en la mirada de Jesús al que lo entrega y en el abrazo con el que este lo quiere envolver. en las caras hay no poca violencia, pero todo apunta, a que son los dos protagonistas del centro de la escena los que resuelven toda esa fuerza en un mismo gesto que los separará y decidirá el destino de ambos. La Semana Santa nos da mucho que pensar sobre qué vamos a hacer ante tantos dilemas éticos que exigen una toma de postura. mientras nos decidimos, los palos siguen en alto y el abrazo traidor no acaba nunca.

EL DOMINGO DE RAMOS NO HABRÁ MISA A LAS 12:30, EL HORARIO QUEDA ASÍ: 11h. 12h. y 19:30

LECTURAS

Entrada con los ramos:
  • Mc 11, 1-10. Bendito el que viene en nombre del Señor.
Misa:
  • Is 50, 4-7. No escondí el rostro ante ultrajes, sabiendo que no quedaría defraudado.
  • Sal 21. R. Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?
  • Flp 2, 6-11. Se humilló a sí mismo; por eso Dios lo exaltó sobre todo.
  • Mc 14, 1 — 15, 47. Pasión de nuestro Señor Jesucristo.
Además del evangelio de la entrada de Jesús en Jerusalén, en esta celebración se proclama también la pasión según san Marcos. Como en el resto de su evangelio, el primer evangelista (el más antiguo) va al grano. Con estilo más narrativo que discursivo, muestra los hechos fundamentales con desnudez de adornos y reflexiones teológicas. No añade su intepretación de lo que está pasando, salvo a través de un personaje que, también al estilo de Marcos, es un extraño, un desconocido: El centurión, que estaba enfrente, al ver cómo había expirado, dijo: «Verdaderamente este hombre era Hijo de Dios» (Mc 15, 39). Por lo demás, se consuma el  progresivo declive de los apóstoles con el abandono de su señor en el momento decisivo. Pero permanecen, si bien mirando de lejos al crucificado, unas cuantas discípulas que le habían acompañado desde Galilea. En el escenario judío del interrogatorio ante los sumos sacerdotes, queda patente la motivación religiosa de su rechazo de Jesús: ha blasfemado, demasiadas confianzas con Dios. Y tanto, las mismas que nos invita a tener con el Dios al que llama Padre, para que nosotros descubramos su amor y misericordia. Con Pilato, en el tribunal romano, la acusación será política, falsa pero creíble por un poder que se siente siempre amenazado: se ha declarado rey, va contra el emperador. De todas maneras, esta segunda acusación es cierta en un aspecto, el que en el Reinado de Dios no pone nada por encima de sus valeres: la verdad, la justicia, la fraternidad. Jesús no quería proclamarse rey pero sí que nos invitaba a recuperar nuestro señorío sobre cualquier poder que se oponga a nuestra libertad de hijos de Dios. 
Además de la carga emocional que tiene la meditación de la pasión, hemos de ir más allá o más al fondo de los sentimientos compasivos y solidarios con el sufrimiento de Jesús. Tenemos que intentar ver el itinerario misionero, evangelizador que ha traído al maestro de Galilea hasta aquí. Para confesar, por encima del aparente fracaso de Jesús que "Verdaderamente este hombre era Hijo de Dios" tendremos que comprender y hacer nuetras sus motivaciones, su programa de vida y su fidelidad a la misión que el Padre le encomendó. Si queremos contemplar con frutos la pasión de nuestro Señor Jesucristo según San Marcos, tendremos que callar hasta que en el silencio que se hizo cuando Jesús expiró escuchemos de nuevo la voz del Padre: "Este es mi hijo amado, escuchadlo".

LECTIO DIVINA DE SAN ROQUE DE HELLÍN: COLGADO DEL MADERO

HOJA DOMINICAL DIOCESANA


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