DOMINGO 28 DE FEBRERO: II DE CUARESMA (CICLO B)

 
Frente a la búsqueda de lo instantáneo, de lo inmediato, las grandes transformaciones personales, y la conversión no es pequeña tarea, requieren fidelidad, perseverancia. La Transfiguración es una gozosa experiencia de confirmación de lo que se cree y lo que se espera. Pero, también tiene su parte de tentación, pretender que esa íntima comprobación de cuanto andábamos buscando, puede perdurar el resto de la vida y ahorrarnos las penumbras e incertidumbres de la vida cotidiana, cuando ya no refulgen las convicciones vislumbradas en un atisbo de eternidad. Es la tentación de aislarnos en lo segudo de la fe, lo cálido de la comunidad, el arrobo del culto, la intimidad de la oración. Pero luego hay que bajar a las relaciones de cada día, al reto del testimonio creyente en la familia y la sociedad. Hasta que el Hijo del Hombre resucite y nosotros con Él, hemos de maneter la llama titubeante de la fe en medio de las dificultades del presente.

MENSAJE DE CUARESMA DEL PAPA FRANCISCO

LECTURAS

  • Génesis (22,1-2.9-13.15-18)
  • Sal 115,10.15.16-17.18-19
  • Romanos (8,31b-34)
  • Marcos (9,2-10)

La fe no puede vivir solo de las experiencias extraordinarias, que gracias a Dios también las hay, sino que es en la perserverancia del día a día donde se prueba y se refuerza. En el itinerario cuaresmal que pretende ayudar a renovar la fe, la esperanza y la caridad, la transfiguración del Señor es un respiro de afirmación y gratificación, pero solo para tomar fuerzas y seguir el camino. Por eso es necesario que "hasta que el Señor resucite", ahora que "vamos camino de Jerusalén", entre la gloria de la visión y la gloria de la plenitud, afrontemos la cruz de una fe que duda cuando se trata de dar testimonio. Tendremos que perseverar en una esperanza que a duras penas si deja un hilillo de luz en medio de las tremendas dificultades y sufrimientos de la hora presente. Perseverar en el amor que se nos resiste porque el que más y el que menos también conoce la dureza del corazón humano, propio y el ajeno.

 Esta continuidad del trabajo de la fe para sostener la esperanza y seguir estimulando la caridad, tiene a su favor el remanente del recuerdo de haber visto a Cristo transfigurado, reflejando en su vida la gloria de Dios. Como cuando se despide uno de un paisaje entrañable al que tardará en volverlo a ver, miremos una vez más cómo refulge en el rostro de Cristo el amor de Dios y sus promesas, para, a renglón seguido, proseguir la árdua tarea que solo por la constancia llegará a la meta, logrará sus frutos.


LECTIO DIVINA DE SAN ROQUE DE HELLÍN: ESCUCHA DE LA PALABRA

HOJA DOMINICAL DIOCESANA


CUARESMA EN SANTO DOMINGO DE GUZMÁN

VÍA CRUCIS: Viernes 19h.


CELEBRACIONES COMUNITARIAS DEL PERDÓN:

Jueves 11 de marzo: 19:30 y 20:15
Viernes 12 de marzo: 19:30

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