Domingo 18 de octubre: XIX de Tiempo Ordinario (Ciclo A) DOMUND

Mujer, ya mayor, perteneciente a la vida consagrada, a la vida religiosa, con más mujeres de fondo. Presencia en la realidad, constancia en el servicio, decisión y fidelidad, de cara al futuro cambiante, incierto, pero con la fortaleza de lo asumido con gratitud y responsabilidad, con la esperanza que dan esas otras mujeres africanas que parecen ser las continuadoras de lo que la vocación y la misión comenzaron. Un Domundo más sinodal, no solo de sacerdotes, no solo de varones. Un Domund encarnado en el mundo y no solo en la liturgia. El Domund que entre todos puede seguir haciendo vibrar el Evangelio en todos los rincones del mundo.

LECTURAS

  • Isaías (45,1.4-6)
  • Sal 95,1.3.4-5.7-8.9-10a.10e
  • I Tesalonicenses (1,1-5b)
  • Mateo (22,15-21) 

De Dios es todo, y del dinero solo cuanto necesitamos de verdad y podemos llevar con nosotros sin que nos impida un día dejarlo todo. Donde reina el dinero sobran las personas, donde reina Dios los pobres encuentran su lugar en el centro mismo de la vida y la comunidad. Lo que está en juego no es la soberanía de Dios, que brilla siempre en la vida de la gente, sino poder respirar como hijos de Dios todos, como hermanos. Esto es lo que la Iglesia debe anunciar, esto es lo que anuncian con sus vidas entregadas los misioneros y misioneras, y tantas personas voluntarias en los campos de la solidaridad y el compromiso por un mundo más justo.

Pero, además de poner en su sitio al dinero y a la avaricia que lo sirve, la cortante frase de Jesús abre nuestra mirada a un horizonte mucho más amplio que todo lo que pueda comprar el dinero: ser de Dios, ser ricos de su amor, pródigos en su compasión, partícipes de su plenitud… ¿Cuánto dinero haría falta para comprar eso? Y, sin embargo, aunque no cuesta nada material y encima sujeta lo material a su verdadero dueño, esta pertenencia al verdadero Señor, al que más nos puede pagar, nos costará un aprendizaje espiritual y toda una vida de crecimiento ético. Porque de Dios es lo imperecedero y lo único que puede colmar nuestra hambre de sentido, verdad y eternidad, solo Dios nos lo puede dar.

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