DOMINGO 11 DE DICIEMBRE: III DE ADVIENTO (CICLO A)

 
La solidaridad es el amor en su estado más puro. La solidaridad, no solo no anula la búsqueda de la justicia, sino que le marca su verdadera orientación: recomponer la fraternidad, poner por delante siempre a las personas, buscar con ahínco la humanización de la vida, de las estructuras sociales (empezando por la económía) y del derrotero de la humanidad. La solidaridad se convierte así en el culto más agradable a Dios, el que une el espíritu y la verdad, la fe y la caridad, el cielo con la tierra.

LECTURAS

  • Isaías (35,1-6a.10)
  • Sal 145,7.8-9a.9bc-10
  • Santiago (5,7-10)
  •  Mateo (11,2-11)

La prioridad de la solidaridad para la vida cristiana no se debe exclusivamente a un mandamiento o a una doctrina, es el modo más directo de corresponder al amor de Dios y el culto perfecto que Dios espera de nosotros. Por eso, Jesús responde a las expectativas del Bautista, que son las expectativas de toda la profecía de Israel, con el ejercicio de su misión liberadora, con el amor convertido en curación y reconciliación. Y para esta prenda del Reino de Dios que es el amor hecho disponibilidad y servicio, no hay que esperar al final de los tiempos, ya ha comenzado, como se ve cada vez que, en nombre del Evangelio, los seguidores de Jesús amamos como Él lo hizo, socorremos al hermano, como Él nos lo pidió; nos damos generosamente como el propio Jesús se entregó por todos. Esto es ya una realidad, si bien todavía muy incompleta, pero con la solidaridad, el voluntariado y la caridad, el Reino ya ha comenzado y cada uno podemos incoporarnos con nuestro compromiso directo, real y sincero por los pobres y los más necesitados.

HOJA DOMINICAL DIOCESANA

LECTIO DIVINA DE SAN ISIDRO DE ALMANSA

COMENTARIO EVANGÉLICO DE J. A. PAGOLA

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